Formación, práctica y constancia son tres de los pilares básicos en los que se sustenta la evolución de cada desarrollador. En ocasiones debemos aprender conceptos complejos de asimilar o de aplicar como parte de este proceso. Sin embargo, en otras ocasiones, son sutiles detalles los que nos hacen mejorar.
La elección de los nombres de los distintos elementos que intervienen en la programación es una de esas tareas que si bien no es técnicamente compleja, puede suponer un antes y un después en cuanto a la calidad del código que generamos.